Na
outra margen da guerra
Editorial
Ulmeiro, Lisboa 1999
No escapamos a la lógica del Nosotros y Ellos, la
realidad como confrontación permanente entre bloques cerrados, ya sean
identitarios, raciales, ideológicos. El Presidente francés, François Hollande,
a raíz de la criminal y desgraciada cadena de atentados en París, el pasado
noviembre, clamaba en su discurso de condena y venganza por ese nosotros y ellos como punto de arranque
de la razón política y militar, del que, por desgracia, no salimos y que aboga
por el conflicto irremediable. Es curioso que esta lógica, en esta ocasión, la
compartan ambas partes, los mandatarios del país víctima del crimen, los
Estados aliados y los propios autores del atentado que parten de lo
irremediable de los bloques, las víctimas se deshumanizan porque no son de los
nuestros, son paganos, forman parte de las naciones opresoras, sin insertar
matices ni posibilidades de cambio.
Por suerte, hay excepciones a esa estrecha mirada de
la realidad. Ha habido personas dentro de los bloques que se han negado a
compartir la mirada única, grupal, han rechazado la lógica del nosotros y ellos, e incluso a veces han
tomado la iniciativa y se han comprometido con causas por las que les han
acusado de traidores. Las guerras coloniales portuguesas han dado ejemplos de
ello, portugueses blancos y civilizados que se han negado a ser partícipes y
cómplices de la brutalidad y el genocidio, que no han querido considerar de
modo alguno a los negros de ultramar como enemigos, sino como personas
–empezaron por ese mínimo reconocimiento de la humanidad ajena- que se batían,
con toda razón, por su libertad. De hecho, en buena medida la Revolución de los
Claveles (1974) no se hubiera producido si no fuera por la conciencia de la
inmoralidad, primero, de la guerra colonial y, en segundo lugar, del
mantenimiento de algo tan ilógico como considerar provincias del país a tierras
que están lejos, muy lejos, a veces en el otro lado del mundo.
Una
vez más la literatura se muestra capaz de darle la vuelta a la realidad, de
llevar a la visibilidad una parte de la vida, la infrahistoria, que nos permite
apreciar el frío relato de la historia oficial o de la historia académica, tan
poco dadas, ambas, a los detalles. De este modo se vuelve necesario este libro
en un momento como el actual, tan poco flexible y en el que volvemos al
discurso único de los bloques.
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