miércoles, 17 de febrero de 2016

Suspiros de España: La televisión como reflejo

La web de RTVE nos brinda la posibilidad de recuperar series antiguas, muchas de ellas olvidadas por el espectador o nunca vistas por cuestiones de edad. Es el caso de Suspiros de España, de Jaime de Armiñán, sin duda uno de los nombres claves de la historia del cine y la televisión. A través de trece capítulos asistimos a escenas costumbristas en las que se dan situaciones a veces entrañables, a veces absurdas, a veces satíricas o grotescas, todas ellas enmarcadas en diálogos formidables y ágiles, que atrapan desde el principio y a lo largo de la media hora que dura cada capítulo.

            Le costará a más de uno hacerse a la idea de si estamos ante un fiel reflejo de la sociedad española de los años setenta, a punto de dejar atrás cierto provincianismo producto del aislamiento político-social y de unas estrecheces materiales en una gran mayoría para convertirse, unos lustros después, en una sociedad “normalizada”, si es que podemos saber qué significan las palabras normalidad y normalización, asociadas a normatividad, como insinuaba Foucault, o si se trata de una sátira donde se permite cierta exageración. Muchos querrán sin duda olvidar aquellos años, aunque hay quien proyectará una mirada no sin nostalgia, y no han de ser pocos estos últimos si se tiene en cuenta las series de éxito que, con mayor o menor endulzamiento, lanzan una mirada al pasado reciente… y hasta lejano.

            Claro que para bastantes de nosotros no tiene mucho sentido, ni la menor importancia, que el cine, las series o las novelas tengan que ser reflejo de la realidad. Reflejo exacto, mejor dicho, la ficción, al fin y al cabo, tiene sus leyes. Quizá haya que aceptar que esta serie sea más bien una caricatura, que como buena caricatura tiene mucho de verdad. Y es que la verdad es poliédrica.

            Por lo demás, es posible recuperar a actores encomiables de la escena y el cine, como Irene Gutiérrez Caba, Antonio Ferrandis, Mercedes Alonso o Juan Diego, o a una casi recién llegada Carmen Maura.


No hay comentarios:

Publicar un comentario