João de Melo
O
mar de Madrid
Publicações Dom Quixote,
2006
«A primeira vez em que viajou até o país vizinho, Francisco Bravo
Memede, o senhor poeta, viu que as cidades de Espanha ficavam no fim de todos
os caminhos». Así comienza la novela de João de Melo y
que lleva el curioso (tal vez provocador por no inocente) título de O mar de Madrid. Un poco más tarde, al
narrar el viaje de una escritora española por Portugal, viaje inverso al del
poeta lusitano, se describirá la sensación contraria, la de que las ciudades
portuguesas son el comienzo de todos los caminos. ¿Mera casualidad o reflexión,
otra reflexión más, sobre dos países vecinos que se miran mutuamente no sin
recelos, prejuicios o suspicacias varias, y que son, uno frente a otro, el
reverso y el inverso de una península desdoblada?
Escrita
en apariencia como una crónica en la que se desgranan unos detalles que nos conducirán
por la senda de un encuentro de dos personajes y dos países, la novela de João
de Melo es una reflexión sobre el tiempo y el espacio en una península que está
determinada por la necesidad de disipar verdades aparentes y nebulosas. No es
casualidad, desde luego, que de nuevo se vuelva al tema de las relaciones entre
Portugal y España como trasfondo de una historia, de la pretendida historia
principal, pero que, en realidad, se convierte en el tema. El gran tema que,
además, se plantea siempre en la parte occidental de la línea que constituye la
frontera, esto es, en Portugal, más que en España, donde la cuestión ibérica
–se volverá a ello otra vez, desde luego– es tema de profunda reflexión.
De
este modo, las relaciones lusoespañolas están presentes, bien presentes, y
parece una constante en la literatura portuguesa, mirar hacia el país vecino
para, quizá, intentar reconocerse. Mientras, España parece vivir al margen del
país que tiene a su lado, sigue cual señorona creyéndose sola en la península o
demasiado preocupada en sus problemas interiores de identidad o identidades
para fijarse.
Quizá
haya que preparar algún día una historia de las literaturas portuguesa y
española a partir de las miradas mutuas que se dedican ambos países a partir de
sus respectivos escritores. A todas luces, la parte que corresponda a Portugal
va a ser muchísima más larga y con más contenido. Porque por desgracia, salvo
excepciones, España apenas se ha preocupado en Portugal. Eso sí, cuando algunos
escritores se han acercado al país vecino ha habido un profundo respeto y no
poca admiración, como se comentaba hace poco de Gamoneda.
Sea
lo que fuere, João de Melo nos transporta a un diálogo entre dos países por medio
de los personajes que se encuentran entre almohadones literarios en busca de
sus propias personalidades, de sus identidades afectadas por el tiempo y la
nebulosa de la ficción o la poética. De este modo, el camino deviene lo
importante, sea para partir o para llegar a una ciudad.
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