viernes, 12 de febrero de 2016

João Paulo Borges Coelho

João Paulo Borges Coelho
Hinyambaan
Editorial Caminho, 2007

Qué maravillosas nos resultan las vacaciones en parajes exóticos, tan diferentes a nuestra cotidianidad hipertecnológica, hiperordenada, hiperestable, hipercalórica. Pero a veces es irremediable no sentir cierta contradicción: tales viajes se nos aparecen como sorprendentes y nos atraen, pero también son algo irritantes porque nos enfrentamos, oh, diablos, a lo imprevisto, a lo no organizado, por tanto a lo imprevisible, con frecuencia con lógicas que no están cortadas con el mismo patrón. Nos podíamos dejar llevar, sí, pero venimos del mundo en el que no cabe la improvisación y ni siquiera en vacaciones podemos escapar a una tal lógica.

La familia Odendaal, compuesta por el padre, Hermann, la madre, Henrietta, la hija mayor, Hannah (casi sempiternamente ligada a sus headphones) y el hermano menor, Hendrick, es una típica familia boer sudafricana que va a pasar sus vacaciones a la vecina, pero tan lejana, Mozambique. Esta vez serán unas vacaciones sin sus inseparables amigos los Du Plessis, que por razones de última hora no les pueden acompañar y se quedan sin las previstas excursiones por el mar. Pero los Odendaal no por ello van a sacrificar el descanso planificado y emprenden su viaje hacia esa ciudad de exótico nombre: Hinyambaan.

Como si fuera una metáfora de la propia vida, descubrirán que lo interesante –y tal vez lo importante- no es el destino, sino el viaje con su sinfín de sorpresas, obstáculos inesperados, encuentros y cambios de planes que comporta. Para la familia Odendaal todo eso se concentrará en una sola persona: Djika-Djika, que se convertirá en su repentino compañero de viaje que les descubrirá otra visión de un país que, sin su presencia, no hubieran conocido. De este modo, los Odendaal dejarán de ser unos turistas para convertirse en unos viajeros gracias al improvisado guía que les desviará por unas horas de la ruta prevista, las suficientes para darse cuenta de que existe un país por el que están pasando y que no hubieran conocido si todo hubiera seguido según lo previsto.

De este modo, João Paulo Borges Coelho consigue una caricatura no exenta de humor del turista que, pese a su visión de sí misma a todas luces un tanto superior, se va descubriendo como realmente el paleto de la historia, incapaz de mirar más allá de sus propias narices.

Es imposible no encontrarle a esta novela su nexo con este mundo tan empequeñecido donde todo está a tiro de piedra y es objeto de venta por las agencias de viaje y las industrias turísticas. Es cierto que en los últimos años se han cernido amenazas a eso que llaman la globalización y que ha permitido los viajes globales, pero también lo es que el turismo entendido como una industria masificada está provocando una visión del mundo un tanto tópica y gris, sin permitirnos tener en cuenta los matices. João Paulo Borges Coelho nos invita a que seamos un poco como los Odendaal, que vayamos dejando prejuicios y planes en la guantera para comenzar a viajar de otra manera, sin duda mucho mejor.




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