Las discrepancias
principales de Facundo Perezagua con el PSOE de inicios del siglo XX tuvieron
que ver con la importancia que le daba a la lucha obrera y con su oposición a
una práctica política que fuera meramente institucional o, peor aún,
institucionalizada. Estaba de acuerdo con intervenir en las instituciones
siempre y cuando sirviera para mejorar la vida del proletariado, él lo llevó a
cabo a rajatabla desde el ayuntamiento de Bilbao, y como propaganda de las
ideas por la transformación socialista de la sociedad. En las filas de las
Agrupaciones Socialistas del País Vasco chocó con el otro gran dirigente
histórico del PSOE, Indalecio Prieto, partidario de las alianzas con los
republicanos.
Tales debates y
discusiones se dieron en una gran parte de los partidos socialistas del mundo,
no eran algo propio de aquí. Todos los partidos agrupados en la primera década
del pasado siglo en la IIª Internacional tuvieron que enfrentarse a un debate
interno en el que se enzarzaban entre sí un posibilismo que tendía a la
política institucional por sí misma y unos objetivos máximos y transformadores
que se pretendían alcanzar a medio o largo plazo.
Al mismo tiempo que
Perezagua se mostraba crítico en el seno del PSOE con la posibilidad de una
política reformista e institucional, crecía en España un sindicalismo de raíces
profundas en las posiciones más anticapitalistas del movimiento obrero, el
anarcosindicalismo. En 1910 se reorganizan los sindicatos anarquistas y se crea
la CNT, que se expandió sobre todo en Aragón, Cataluña y Andalucía, también en
otras regiones españolas, aunque en menor medida. En el País Vasco varios
sindicatos se adhirieron al Congreso Constituyente de la CNT y crecieron sobre
todo en Bilbao y en la Margen Izquierda, siendo muy activa en Barakaldo y
Sestao. Competía con la UGT por incidir en el movimiento obrero, aunque hubo
periodos de coincidencia y colaboración entre ambos sindicatos.
La primera guerra mundial
fue un reto para la IIª Internacional, del que salió debilitada por dos
razones: por un lado, muchas secciones no mantuvieron el rechazo a la guerra que
antes del conflicto bélico auspició su Internacional, se dejaron llevar por los
cantos de sirena del patriotismo y se alinearon con las burguesías nacionales
en la confrontación armada; por el otro, la revolución rusa, la primera de
carácter obrero que triunfaba en la historia, reforzó a quienes desde los
partidos socialistas mostraban una posición más proclive a una toma del poder
rotunda, no institucional.
Facundo Perezagua militó
en estos sectores que rechazaban el posibilismo más absoluto y que se alinearon
con la Revolución Soviética. De ahí su papel fundamental en la fundación del Partido
Comunista de España y en su extensión por el territorio vasco. Esta segunda
labor no le era extraña, ya había contribuido a finales del siglo XIX en la
expansión del PSOE por Vizcaya, ahora repetía su experiencia con la nueva
organización.
Mientras crecían las
diferencias entre las dos tendencias del socialismo vasco y Perezagua
contribuía al surgimiento del PCE, nació y creció José Luis Arenillas. Nacido
en 1904, seguramente su interés por la política se despertó a finales del
segundo decenio del siglo, al calor de la revolución rusa. La década de los veinte
fueron en España los de la dictadura de Primo de Rivera, intensos en lo político,
pero con las libertades públicas limitadas, sobre todo para las organizaciones
obreras. Mientras Facundo Perezagua actuaba en la clandestinidad, el joven
Arenillas estudiaba medicina y debió de estar atento a los debates que se daban
en la izquierda.
Sin duda Facundo
Perezagua estuvo también atento a tales debates y a las primeras discrepancias
en el movimiento comunista. Rosa Luxemburgo murió asesinada en enero de 1919,
en sus notas y apuntes se intuía alguna que otra crítica incipiente hacia el
proceso ruso que no tuvo ocasión de desarrollar. Amadeo Bordiga mostró pronto
una posición muy crítica hacia la política de la Internacional Comunista que
fue calificada de enfermedad infantil por Lenin. Trotski fue sin duda el
dirigente cuyas diferencias con la evolución soviética tuvieron más eco, no
dejaba de ser uno de los líderes de la revolución, el preferido por Lenin a
continuar la labor de construcción del nuevo modelo social, a pesar de su
carácter un tanto jactancioso y vehemente. Tuvo que salir de Rusia de muy malas
maneras y con su propia vida en peligro, como se vio varios lustros después.
Facundo Perezagua murió
en 1935, con setenta y cuatro años de edad y tras haber intentado que el comité
vasco del PCE tuviera representación en el Congreso español, sin conseguirlo.
No podemos conocer con profundidad la opinión que le merecían las discrepancias
en el seno del movimiento comunista internacional, intentar barruntar una
posición según su trayectoria sería especular. En todo caso, siguió militando
en el PCE cuando ya en España un pequeño núcleo se había separado del PCE,
atraído por la Oposición de Izquierdas, afín a Trotsky, y en 1932 se fundó la
Izquierda Comunista de España, con críticas hacia el estalinismo al que sus
militantes consideraban inmovilista. José Luis Arenillas, que había empezado a
trabajar como médico en una cooperativa de pescadores de Bilbao, dio el paso a
la actividad política y comenzó a militar en este núcleo.
En septiembre de 1935,
unos meses después de la muerte de Perezagua, la ICE se fusiona con el Bloque
Obrero y Campesino, fundando el POUM, organización que no tendrá ninguna
vinculación orgánica con Trotsky. José Luís Arenillas entrará en su Comité
Central y su hermano José María militará también en el nuevo partido. El POUM
es sobre todo fuerte en Cataluña, en menor medida en Asturias, Galicia y
Extremadura. No hay muchos datos sobre su presencia en el País Vasco, más allá
de Bilbao, dista bastante en todo caso de ser mucho más que un pequeño núcleo
sin casi presencia, pero José Luís Arenillas, que
solía acabar sus cartas políticas con un «Vuestro y de la Clase Obrera», será un teórico importante para toda la organización.
La guerra civil, además, lo trastocará todo.
Corta de lleno el crecimiento del POUM fuera de Cataluña y el apoyo de la URSS
a la República aumentará la influencia del PCE, creciendo su militancia. En
octubre de 1936 y pese a las diferencias ideológicas, el Lehendakari José
Antonio Agirre nombrará a José Luis Arenillas Inspector General de Sanidad del
Ejército Vasco. El 16 de Junio de 1937, tres días antes de la caída de Bilbao y
cuando están muy presentes los Hechos de Mayo en Barcelona que llevarán a la
ilegalización del POUM, se le nombra Jefe de Sanidad. Marcha de Bilbao, primero
a Carranza y luego a Santander. No le da tiempo a salir de Santander cuando las
tropas franquistas entran en esta ciudad, se le detiene a finales de agosto y
se le fusila en diciembre de ese mismo año. Apenas unas semanas después el
Consejo de Ministros del Gobierno de la República, pese a la oposición del PCE,
se pronuncia por la liberación de los presos del POUM, llegando a haber gestiones
en tal sentido por parte de Manuel de Irujo, Ministro de Justicia y militante
del PNV, y de los socialistas Julián Zugazagoitia, Ministro del Interior, y de
Indalecio Prieto, Ministro de Defensa.
La realidad industrial de Bilbao y por ende de toda Vizcaya creó un mundo obrero que intentó dar respuestas a las muchas injusticias del modelo económico y social. Hubo posiciones diferentes para confrontar toda aquella situación que crearon interpretaciones y modos distintos de entender la emancipación social. No se pudo huir de esa violencia sistémica con la que se quiso impedir un mundo distinto, y se impidió a todas luces, visto el resultado de la guerra civil y después de la IIª guerra mundial. El debate fue intenso, valiente, a pesar de aquel final sin duda aciago en términos humanos y colectivos. No hay duda de que hoy no es posible entender el paisaje humano y social de Vizcaya sin recordar aquellos hechos y a aquellas personas que los protagonizaron.
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