Otra interesante
serie española de los ochenta con carácter histórico es «Clase Media», dirigida por Vicente Amadeo, también autor del guión,
junto a José María Rincón. Intervienen actores que eran ya por entonces reconocidos
en el país, como Antonio Ferrandis, Charo López, Xabier Elorriaga, Antonio
Resines y Amparo Larrañaga.
Ambientada en el
primer lustro del siglo XX, plena época de la Restauración, bajo la regia mirada
de Alfonso XIII, cuenta la historia de la familia Requejo, formada por el
padre, un impresor carlista propietario también de la librería de una ciudad
castellana de provincias, dos hijos, uno médico y otro librero, y una hija, que
se dedica a las labores del hogar (la época manda) y librera ocasional cuando
su padre o su hermano no pueden atender. Esta familia asistirá -y sufrirá sus
consecuencias- a las políticas pactistas, caciquiles y un tanto rastreras de la
época, de esa Restauración que cumplía a rajatabla el aserto escrito en los
años cincuenta por Lampedusa en «el
Gatopardo»: cambiarlo todo para que nada cambie. La burguesía y los
caciques locales pactarán en el selecto casino una serie de acuerdos, lo que
permitirá que la vida social de la ciudad, y por ende de toda España, no cambie
en lo fundamental, atendiendo eso sí a la Iglesia Católica, cuya jerarquía
sigue manejando en gran medida el cotarro social y político, en cuanto que
interviene sin aspavientos en muchas decisiones. De este modo, los políticos y
otros hombres fuertes a su servicio, como el comisario de policía, se
convierten en aliados de la jerarquía eclesial, lo que no les impide ser
asiduos clientes de la casa de lenocinio.
La serie de ocho
capítulos refleja también el inicio del movimiento obrero, pero sobre todo de
la prensa como generadora de opinión e influyente en la realidad política y
social del país. Pero lo que destaca la serie, bastante bien por cierto, es la
situación de la mujer, marginada política y socialmente, cuando no supeditada a
los hombres, a lo que hoy se denomina poder patriarcal, que a todas luces sigue
existiendo, aunque esté, esperemos, en fase de desaparición. Surge por tanto, junto
al movimiento obrero, en paralelo a él. un movimiento por la emancipación de la
mujer y el reconocimiento de sus derechos e incorporación a la actividad política
y social. Habrá que esperar a los años treinta para que este combate
emancipatorio dé sus primeros frutos en forma de leyes que permiten el voto
femenino y una cierta equiparación salarial, que todavía tardará mucho más en
llegar, hasta el punto de que cien años después, en nuestra época, no se ha
logrado de modo pleno.
La serie posee un tono costumbrista que recoge sin duda el estilo
realista e incluso naturalista de muchos autores de la época en que se
desarrolla la historia, la de Pérez Galdós o Baroja, citados ambos, y recupera
también por otra parte dos nombres del sufragismo femenino español, los de
Concepción Arenal y Amparo López Jean, en un guiño que supone un muy necesario
reconocimiento a su labor e incidencia positiva en la realidad de aquel
momento.
La tentación es
enorme: comparar esa época con la nuestra, con estos últimos lustros de pactos
y de políticas muchas veces a espaldas de la realidad y, sobre todo, de los
pueblos, aunque es mejor no entrar a trapo, no realizar por lo demás
comparaciones que, dícese, siempre son odiosas.
Se puede ver la serie en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/clase-media/
Se puede ver la serie en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/clase-media/
No hay comentarios:
Publicar un comentario