jueves, 15 de septiembre de 2016

«Clase Media»

Otra interesante serie española de los ochenta con carácter histórico es «Clase Media», dirigida por Vicente Amadeo, también autor del guión, junto a José María Rincón. Intervienen actores que eran ya por entonces reconocidos en el país, como Antonio Ferrandis, Charo López, Xabier Elorriaga, Antonio Resines y Amparo Larrañaga.

Ambientada en el primer lustro del siglo XX, plena época de la Restauración, bajo la regia mirada de Alfonso XIII, cuenta la historia de la familia Requejo, formada por el padre, un impresor carlista propietario también de la librería de una ciudad castellana de provincias, dos hijos, uno médico y otro librero, y una hija, que se dedica a las labores del hogar (la época manda) y librera ocasional cuando su padre o su hermano no pueden atender. Esta familia asistirá -y sufrirá sus consecuencias- a las políticas pactistas, caciquiles y un tanto rastreras de la época, de esa Restauración que cumplía a rajatabla el aserto escrito en los años cincuenta por Lampedusa en «el Gatopardo»: cambiarlo todo para que nada cambie. La burguesía y los caciques locales pactarán en el selecto casino una serie de acuerdos, lo que permitirá que la vida social de la ciudad, y por ende de toda España, no cambie en lo fundamental, atendiendo eso sí a la Iglesia Católica, cuya jerarquía sigue manejando en gran medida el cotarro social y político, en cuanto que interviene sin aspavientos en muchas decisiones. De este modo, los políticos y otros hombres fuertes a su servicio, como el comisario de policía, se convierten en aliados de la jerarquía eclesial, lo que no les impide ser asiduos clientes de la casa de lenocinio.

La serie de ocho capítulos refleja también el inicio del movimiento obrero, pero sobre todo de la prensa como generadora de opinión e influyente en la realidad política y social del país. Pero lo que destaca la serie, bastante bien por cierto, es la situación de la mujer, marginada política y socialmente, cuando no supeditada a los hombres, a lo que hoy se denomina poder patriarcal, que a todas luces sigue existiendo, aunque esté, esperemos, en fase de desaparición. Surge por tanto, junto al movimiento obrero, en paralelo a él. un movimiento por la emancipación de la mujer y el reconocimiento de sus derechos e incorporación a la actividad política y social. Habrá que esperar a los años treinta para que este combate emancipatorio dé sus primeros frutos en forma de leyes que permiten el voto femenino y una cierta equiparación salarial, que todavía tardará mucho más en llegar, hasta el punto de que cien años después, en nuestra época, no se ha logrado de modo pleno.
  
La serie posee un tono costumbrista que recoge sin duda el estilo realista e incluso naturalista de muchos autores de la época en que se desarrolla la historia, la de Pérez Galdós o Baroja, citados ambos, y recupera también por otra parte dos nombres del sufragismo femenino español, los de Concepción Arenal y Amparo López Jean, en un guiño que supone un muy necesario reconocimiento a su labor e incidencia positiva en la realidad de aquel momento.

La tentación es enorme: comparar esa época con la nuestra, con estos últimos lustros de pactos y de políticas muchas veces a espaldas de la realidad y, sobre todo, de los pueblos, aunque es mejor no entrar a trapo, no realizar por lo demás comparaciones que, dícese, siempre son odiosas

Se puede ver la serie en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/clase-media/

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