¿Es posible mostrarse
equidistante ante los diferentes bandos de un conflicto?¿Y neutral, podemos
mantenernos en una actitud de neutralidad cuando el conflicto conlleva tanto el
enfrentamiento como un estado de violencia desatado y cruento?¿Hasta dónde llega
la necesidad de entender lo que ocurre, lo bueno y lo malo de cada bando, las
razones que esgrimen, sin que esa necesidad de entender suponga justificar?¿La
equidistancia conlleva siempre debilidad?¿Y el neutral acaba siempre dando la
razón al que ejerce el poder aunque solo sea por no querer pronunciarse ante
las fallas de un conflicto? Por lo demás, ¿es legítima la equidistancia?¿Y la
neutralidad?
Por otro lado, ¿es
posible la equidistancia cuando además uno está inevitablemente implicado por
pertenecer a cualquiera de los grupos humanos en conflicto, al fin y al cabo
esa pertenencia no es algo que dependa de nosotros, no elegimos nacionalidad ni
raza ni grupo social o cultural?
El escritor argelino
Yasmine Khadra plantea en su novela L´attentat
(2005), publicado en castellano por Alianza Editorial, muchas de estas cuestiones. Su protagonista, Amine Jaafari, es un médico
de éxito, un cirujano afamado de un hospital de Tel-Aviv. Es árabe, posee la
ciudadanía israelí, forma parte de la élite profesional del país, vive con
desahogo en un barrio bien de la ciudad. Está casado, lleva una vida cómoda,
viaja y cuenta con estrechas amistades bien situadas en varios estamentos del
país. Parece que el conflicto que afecta a la región le es hasta cierto punto ajeno
más allá de las incomodidades en los controles y los check-points debido a su
etnia, lo que no parece afectarle en su cotidianidad. Parte, eso sí, de su
condición de médico, por tanto de persona que por oficio ha de sanar y cuidar
la vida como valor supremo, su principal axioma, su punto de partida para
entender la realidad. Hasta que su esposa se convierte en una
terrorista-kamikaze en una acción que sesga la vida de los clientes de un
restaurante, varios de ellos niños. Necesita entender Amine Jaafari las razones
que han llevado a Sihem a cargarse de bombas y realizar esa acción salvaje, a
asumir una militancia que él ni siquiera conocía y confrontarse al conflicto
que hay detrás de ese atentado, de la muerte de su esposa, lo que no entraña
justificar, pero que lleva al cirujano a darse de bruces con un mundo para él
desconocido, brutal, muchas veces rechazable, pero también con razones que
explican y vuelven visibles otras violencias e injusticias.
Cualquier lector
realizará sin duda el mismo viaje emocional, anímico y racional del
protagonista, sobre todo si el acercamiento se lleva a cabo, en la medida de lo
posible, sin los posibles prejuicios que uno pueda tener a la hora de acercarse
a este conflicto concreto. No es baladí señalar que estamos en un momento en
que parece que hay siempre que tener una opinión clara y definida sobre cualquier
asunto y que las opciones se estrechan a dos únicas gamas de grises, o
defiendes a unos o defiendes a los otros, y cualquier puntualización o duda te
convierte de inmediato en lo opuesto. Además, la distancia física en que nos
situemos tenderá a que lo veamos todo con mayor simplificación.
La lectura de esta novela
debería acompañarse con la del ensayo de Amín Maalouf Las cruzadas vistas por los árabes, aparecido en 1983, que nos
acercará a otra visión de otro momento histórico, pero muy relacionado con lo
que ocurre hoy en la región. En aquel tiempo, además, hubo grupos que sufrieron
el hecho de no estar correctamente encuadrados con ninguno de los grandes
bandos del conflicto, judíos y cristianos ortodoxos se vieron interpelados y
cada uno de esos grandes bandos los acusaba de estar al servicio del otro.
A menudo la realidad es compleja
y no admite simplificaciones que desdibujarían las conclusiones a las que podemos
llegar. La experiencia de Amine Jaafari, aunque sea ficticia, una realidad
literaria, nos permitirá comprender, vía intrahistoria, muchos de esos
pormenores que se nos escapan con el mero análisis de la realidad. Ayudará a
responderse las preguntas del principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario