En las últimas horas
vuelvo a escuchar en boca de una ministra y del coordinador de una fuerza
política vasca el verbo topar
empleado con el significado o como sinónimo de limitar, aplicándose en esta
ocasión a los precios de los alimentos y al de los alquilares, respectivamente.
No voy a discutir la medida, aunque puestos a opinar me parecería bien que se
limitaran, dada el alza de precios y el inalcanzable acceso a la vivienda en
nuestras ciudades. Lo que a todas luces chirría es el uso erróneo de topar, que en castellano no significa ni
de lejos limitar, ninguna de las entradas del verbo en cualquier diccionario
los relaciona, ni siquiera en las variantes más locales. Se trata de un
anglicismo evidente, procede de to top,
que se refiere, sí, a marcar un fijo por arriba, en la parte superior de algo,
en este caso los precios. Existe la palabra tope, que es la parte de un objeto
que puede topar, esto es, chocar, con otro o también la pieza que detiene el
movimiento de un arma. Ninguno de estos significados deriva en topar como
limitar. Pero así se usa en el discurso
político y sobre todo en los medios de comunicación.
En todo caso, si sólo
fuera el uso de este verbo, estaríamos en una situación óptima. Me temo que es
una batalla perdida, que el uso del idioma en España sea mínimamente preciso y
no digamos correcto. Al menos tenemos América Latina, donde se usa con fluidez
y concreción, haya o no variantes propias. Es evidente en este sentido que por
su incidencia, los medios de comunicación poseen una influencia enorme en el
uso de un idioma. Lo es para lenguas minoritarias, cuya presencia en
televisión, radios y otros formatos nuevos les aseguraría la pervivencia, pero
también para las lenguas más habladas, como el castellano.
Pero los medios de
comunicación, salvo honrosas excepciones, parecen contribuir hoy a un uso cada
vez más inexacto del castellano. Ya no sólo ahora mismo todo se topa como sinónimo de se limita, y así aparece en portadas y
en radios, incluso en aquellos que exaltan valores patrióticos, sino que
abundan incorrecciones como el empleo del infinitivo como inicio de la frase, tal
como de niños jugábamos a imitar ciertas hablas desconocedoras del español, o
empieza a ser habitual que se añada la preposición a entre el verbo y los complementos de objeto directo cuando no se
refieran a personas. Pero además se generalizan expresiones que no son
incorrectas, pero que se han vuelto verdaderas coletillas, con cierta dosis
ahora mismo de inexactitud. Todo arranca a
estas alturas, no sólo los vehículos a motor, que sería lo propio, sino también
los programas televisivos o de radio, las sesiones parlamentarias, los cursos
escolares y universitarios, las medidas sociales excepcionales o cualquier otra
cuestión que lleve su tiempo. También se
mira a los asuntos, ya sea Ucrania, Polonia, el Próximo Oriente o cualquier
territorio en conflicto, que ya son casi todos en el mundo. No digamos ya de la
muy extendida poner en valor, que de
tanto usarse de forma inadecuada ha perdido su sentido primigenio, que no es
otro que el de valorar por primera vez. Un incidente o un sucede coloca por
primera vez determinado hecho en la apreciación individual o colectiva. La
vuelta al mundo, por ejemplo, hace quinientos años, el 6 de septiembre de 1522,
puso en valor las dimensiones de la tierra y aportó nuevas experiencias a la
navegación. Antes, hubo otras percepciones del mar. Pero cuando se dice que la
pandemia recién vivida ha puesto en valor
el sistema sanitario público no es exacto en absoluto, porque se deja entrever
que no se valoraba con anterioridad, cuando antes del COVID el tema de la
sanidad centraba buena parte del debate público sobre la gestión sanitaria,
hubo movilizaciones en su defensa cuando las políticas estatales o autonómicas
la reducían. La pandemia ha añadido sin duda valor a la sanidad. Claro que después
de su incidencia sufrimos el fenómeno contrario: nada más pasar la pandemia a
un segundo plano parece que la sanidad pública haya perdido por completo su
valor, se desmantela descaradamente, sin que ni siquiera haya más reacción más
allá de la de los propios sectores sanitarios.
Escuchar los medios de
comunicación se ha vuelto en gran medida una prueba del estado de la lengua. No
es desde luego para saltar de alegría. Escucho todas las mañanas unos
informativos en una emisora de radio que ofrecen, consideré al principio, una
estructura y un equilibrio adecuado entre lo local y lo global, y aún lo
considero así. Sin embargo, abruma la cantidad de errores lingüísticos, tópicos
al uso y coletillas empleados con una frecuencia alarmante. Durante unos días incluso
se empleó bautizar como sinónimo de comenzar. Se bautizaban programas, edificios públicos o privados, departamentos
autonómicos o municipales, sin que ello significara la presencia del Obispo del
lugar para tarea tan sacra. Por fortuna, se ha dejado de emplear, advertidos
tal vez de lo poco adecuado del término, más en un Estado aconfesional. Y al referirse
en el informativo a un accidente laboral se habló «de las muertes en “el tajo”», tal cual, como si el cronista nos
contara el suceso, por desgracia frecuente, en la barra de un bar.
Wittgenstein afirmaba que
el uso determina el significado, al mismo tiempo es evidente que las lenguas
cambian. El idioma no es el mismo el día que nacemos que el día que morimos, se
ha modificado. Asumir tales hechos en su grado extremo quizá nos podría ahorrar
filípicas como la presente, que roza la pedantería. Las lenguas romances, al
fin y al cabo, nacieron en parte de la degradación del latín, del latín mal
hablado. Pero me dio envidia escuchar hace tiempo, en un reportaje sobre los
desplazados de Colombia, a un hombre sencillo, un campesino, contar su historia
con tal fluidez y exactitud que ya lo quisiera yo en estos lares. Quizá haya
que empezar a pedir certificados de castellano para ciertos empleos del mismo
modo que se solicitan de vasco, catalán o gallego ahí donde estos idiomas son
oficiales. Aunque mucho me temo que es un mero trámite, que también sufren
estas lenguas el mismo proceso y pobreza que el castellano.
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